DIOS LAS HACE... Y ELLAS SE JUNTAN.
Mis queridas amigas:
Henos pues aquí, echando tinta, compartiendo las ideas que nos van marcando el rumbo. Porque no nos ha sido posible andar por la vida viviendo a medias, sujetas a los designios de aquellos que han decidido por todas y todos:
¿Y quién dijo que ésta
era la manzana que yo quería?
La mano del hombre
—y no mi voz, ni voz divina alguna—
echó mi fortuna bajo la higuera.
En este andar hemos ido aprendiendo a tropezones, a fuerza de caídas dolorosas que nos han marcando el alma. La historia del príncipe azul nos queda chica. Quizás nos cansamos de jugar a la casita, cuando nos dimos cuenta que la cultura vende una doble moral que asfixia, escondida bajo la etiqueta de "y fueron felices por siempre".
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No se trata de estar en contra de las ideas románticas (ustedes bien saben que soy una romántica irremediable), al contrario. El punto aquí, al menos en mi caso, es construír una nueva idea del amor, de la vida de pareja, que signifique dar y recibir recíprocamente, sin dependencias nocivas, respetando tiempos, espacios, individualidades. En resumen: una vida más justa.
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El camino aún es incierto. Las decisiones nos marcan, la gente juzga. Habrá quien nos mire de reojo, con desconfianza. En este mundo dicotómico, entraremos en la casilla de "malas"... pero yo te digo, Zianya, que maldad y bondad existen en todas partes: el ying y el yang. Así que de esa "maldad" de la que hablan las "buenas conciencias" y que tiene que ver más con una moral victoriana y misógina, de esa, no te agobies. Nuestras almas son más generosas y dulces que las de muchas de esas "buenas conciencias"... No sabemos ser mezquinas con el amor, con las letras, con la vida.
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Por eso nos indigna la injusticia, el oprobio y la cerrazón que atropellan las vidas de mujeres y hombres, niñas y niños... seres humanos! Por eso nos desbordamos en llanto a cada instante, porque el mundo nos conmueve, nos duele.
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Y por eso estamos aquí, echando tinta, compartiendo las experiencias de vida que nos han permitido llegar hasta este momento. Que a nadie importe, puede ser, pero si nuestras historias ayudan a quitar algunas vendas de algunos ojos... nuestra labor habrá valido la pena.
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El mundo, no siempre es justo ni para las mujeres ni para los hombres. Puede que las letras nos vayan iluminando el camino, que nos permitan tomar conciencia de quiénes somos en realidad y despojarnos del "destino" socioculturalmente asignado:
Yo no soy Eva—no sé si alguna vez lo fui—,no quiero un Adánni manzanas, ni castigo.Quiero luces y sombrasy atardeceres encendidos.Quiero la vida que yo elija.Y quierodormir contigo.
No somos "tan malas"... claro que no. No puede haber maldad en buscar la coherencia y la congruencia entre el discurso y la práctica. Entre las ideas y la vida. ¡Que sigan las letras!
Las abrazo,
Mónica Morales